El secuestro de perros es el delito de arrebatar un perro a su dueño.
Históricamente, en Estados Unidos se robaban perros y se vendían para la investigación médica, pero la introducción de la Ley de Bienestar Animal de 1966 redujo estos casos. El beneficio que obtienen los secuestradores de perros varía en función del valor del perro o de la cantidad que sus propietarios originales estén dispuestos a pagar como rescate. Las organizaciones caninas recomiendan la colocación de microchips en los perros para facilitar la devolución del animal a sus legítimos dueños.